Esta es la historia de Erika, quien tratando de encajar en algún grupo, estará construyendo una mentira, hasta que las consecuencias la alcancen. Erika miente acerca de tener novio, e incluso usa la foto de un chico que vio en la calle, para “demostrar” que él es su novio. Pero luego descubre que ese chico estudia en el mismo instituto y para mantener su mentira, le explica la situación a Kyoya, quien parece ser un chico muy amable, además de atractivo. Él acepta ayudarle pero no gratuitamente, así que, Erika descubre, que él es un arrogante, manipulador y orgulloso, que se aprovechará de la situación, convirtiéndola en un “perro fiel” que hará todo lo que él quiera. Y debido a sus mentiras. Inclusive, Kyoya al conocer los sentimientos de Erika, los toma como juego y no los aprecia, hasta llevarla a un momento de lucidez en el que ella dice: -Es demasiado. ¡Quererle es demasiado duro! No puedo seguir así.
Pero, lamentablemente, ella está cegada por sus sentimientos y a pesar de los malos tratos, cede ante el más mínimo gesto amable de Kyoya. Así que Erika, (a mi parecer un poco voluble) en vez de alejarse de esa relación toxica, se empeña en tratar de ganar algo de cariño de Kyoya.
Esto me recuerda esta conocida cita: “Ustedes no son iguales a los que no tienen fe en Cristo. Entonces no se junten con ellos. ¿Acaso hay algo en común entre la justicia y la injusticia? ¿Cómo puede estar la luz junto con la oscuridad? (1 Corintios 6:14) aunque en la serie no se habla de creencias, está claro que Erika y Kyoya no se ponen de acuerdo ni en las cosas más triviales y tampoco caminan en la misma dirección respecto al futuro. Lo cual hace todo más complicado y disfuncional. ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3) ¿Verdad?
Tuve esperanzas cuando apareció Kusakabe, un chico tímido, pero amable y considerado. Pensé que la vida de Erika cambiaría, ya no tendría que decir más mentiras, estaría libre del chantaje y los malos tratos, y tendría una relación y una vida con menos sufrimiento. (Hasta yo me emocioné)… Pero no. La realidad es otra, a veces no aprendemos la lección y volvemos a estar como al principio, volvemos como un boomerang a la mano de quien lo arroja.
Muchas veces, a pesar de darnos cuenta de nuestra situación, la ignoramos y por el contrario toleramos cosas y personas en nuestras vidas, creyendo que “no están tan mal” o que “con el tiempo se arreglará todo.” Pero no es así. Y Dios nos advierte las consecuencias, sea que atendamos al aviso o no, Él dice: “Pero, si no expulsan a los habitantes de la tierra que ustedes van a poseer, sino que los dejan allí, esa gente les causará problemas, como si tuvieran clavadas astillas en los ojos y espinas en los costados.” (Números 33:55 TLA)
Y… Es verdad que el enamorarse es algo importante en la vida de cada persona, pero hay que ser cuidadosos. Dios advierte que no podemos confiar las decisiones al corazón, pues: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). Es decir, que No debemos dejarnos llevar por los sentimientos del corazón o la emoción del momento.
Así que no te apresures demasiado en el tema amoroso, no hay prisa, y tampoco es el ideal vivir equivocándose hasta acertar. Además es una decisión trascendental para ti. Tu futuro emocional y espiritual y también el de la otra persona están en juego. Toma tu tiempo para orar y discernir lo que es mejor. ¡Ánimo!
Es posible que las cosas cambien para bien en algunos casos, pero en la vida y en el anime no siempre hay finales felices. Y las consecuencias de las decisiones precipitadas, no se hacen esperar. Es importante recordarlo.
La verdad, estaba muy sorprendida cuando vi la solicitud para que escribiera sobre este tema. A manera de confesión, diré que mi corazón también me ha llevado a equivocarme más de una vez en este aspecto, pero creo que he madurado un poco, y ahora hablo más con Dios en oración y pienso un poco mejor antes de dejar que las emociones quieran desenfocarme... En el pasado he tenido que aprender de la forma difícil, volviendo una y otra vez con el espíritu intoxicado y el corazón roto ante Dios, luego de haber ignorado sus consejos protectores y viviendo a mi manera. Era muy ingenua y por eso me equivocaba, cedía fácilmente a las emociones, y promesas e ignoraba la voz de Dios. Esos tiempos fueron dolorosos… Sinceramente, no me gustaría que ninguna persona tuviera que experimentar algo similar. En verdad, es triste y siempre quedan cicatrices en el corazón.
Por eso, ve con calma. Recuerda que Todo tiene su tiempo. No te apresures. Valora ese corazón que Dios te ha dado y pídele a Él que te ayude a guardarlo, a ser paciente y a confiar en su voluntad para ti.
-Shino-
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