Uno de los primeros gameplay que vi fue de Ace Attorney, estaba en youtube, narrado en español (de España) y me parecía muy entretenido lo de buscar evidencia, interrogar y luego ver como tu personaje (Phoenix) iba a juicio contra el fiscal tratando de ganar el caso. Como buena fan de los detectives y la investigación de crímenes me parecía fascinante.
Años después (2019) produjeron el anime de Ace Attorney que recién pude ver, me encantó reconocer los primeros casos y personajes del gameplay y otros nuevos. No solo eso, me mostró un poco más de trasfondo de Phoenix Wright, un joven que se convirtió en abogado porque quería ayudar a los que están solos y salvar a los que sufren. Eso me hizo pensar en algo particular: sus palabras suenan a una noble causa, pero por desgracia solo es un humano no un héroe o un dios, aunque suele ganar sus casos, en la vida real no siempre se puede ganar, y salvar a alguien no es algo sencillo.
Por el contrario, a cada uno de los que hemos aceptado la redención de nuestros pecados al precio del sacrificio de Jesucristo en la cruz, se le ha prometido un abogado que no es un simple humano (1 Juan 2:1-2), es Dios mismo dispuesto a interceder y presentar defensa ante “el acusador de los hermanos”, quien señala nuestros errores día y noche ante el Padre (Apocalipsis 12:10), tratando de desacreditarnos porque odia a los hijos de Dios; sin embargo, no logra su cometido, pues somos amados y defendidos por nuestro mismo Redentor, ¡el mejor abogado del mundo!
Cuando pienses que Dios no puede perdonarte por haber reincidido en una falta, recuerda que no es Él quien te está señalando sino el Acusador, pero puedes acudir a tu abogado reconociendo esa falta con arrepentimiento genuino y Él se encarga del resto.
No olvides la promesa escrita en Romanos 8:33: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”
-Shino-
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