Cuando vi la película de Violet Evergarden, me sorprendí gratamente al ver como ella ha crecido y dejado atrás su pasado. Es increíble como Violet quien creció en un entorno lleno de violencia, no cultivo en su interior malos deseos. Al convertirse en una “Memory doll” logró reintegrarse a la sociedad, y ser considerada alguien educada, llena de bondad, delicadeza, gracia y amabilidad, que llega a tocar profundamente los corazones de personas que incluso a primera vista parecen duras e inaccesibles.
Además, siente un gran compromiso con su oficio, y es inspirador ver como no se siente satisfecha hasta terminar su trabajo y tampoco se conforma con hacer algo a medias, varias veces a recurrido a métodos poco comunes para cumplir las peticiones de quienes solicitan sus servicios como escritora de cartas siendo una “Memory doll”.
Y creo que condensa todo eso valioso que ha construido su carácter en las palabras que dice al recordar a Gilbert: “Me entrenaron para ser un arma humana, pero más tarde Alguien entró a mi vida, me enseñó a escribir, me educó y me trató amablemente. Él me hizo sentir bien, hasta me dio un propósito.”
Cada vez que veo esa escena mi corazón se llena de una gratitud que me lleva hasta las lágrimas, porque son esas mismas palabras son las que he dicho varias veces al hablar de porqué amo a Dios: “Él me enseñó, me hizo sentir bien, hasta me dio un propósito.” Dios hizo que mi vida tuviera sentido, un propósito, paz, libertad y me hizo sentir amada y tan llena de esperanza que no puedo dejar de amarlo.
-Shino-
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