¿Sabes? Quería hacer un viaje fuera del país. De hecho, esperaba que fuera definitivo, contaba con la guía de Dios y su favor para lograrlo.
Pero las cosas no salieron como pensaba, no fui admitida por el encargado de migración. Eso fue un poco triste, frustrante y por un instante trató de hacer que cuestionara mi fe, pero no permití que esas cosas “negativas” me abrumaran.
Al contrario, me di cuenta que había sido revestida de gracia sobrenatural.
Muchas personas han hablado de sus malas experiencias siendo retenidos bajo llave, quedando incomunicados, fueron insultados, les retiraron sus pertenencias, y hasta los golpearon. Suena terrible y eso podría haberme inquietado, pero no fue mi caso. En realidad, nos trataron con respeto, fueron amables, incluso nos ofrecieron comidas y bebidas mientras esperábamos el vuelo de regreso. Aunque nos quitaron los teléfonos, el dejarnos incomunicados no fue algo hecho de forma violenta, grosera, ni xenofóbica.
¡Vi la gracia de Dios en todas esas cosas!
Y hablando de las comunicaciones, me preocupaba no poder decirle a mi familia que estaba bien y que regresaría pronto… Sigo creyendo que Dios envió un ángel para quitarme esa preocupación, pues aún faltaban un par de horas para que nos permitieran hacer una llamada, entonces fui al baño y allí una mujer que pensé que era del personal de limpieza me dijo que podría enviarle un mensaje a alguien de mi parte, si tenía el número telefónico, se lo di y amablemente envió mi mensaje. Me devolví más tranquila a la sala de espera asignada.
Cuando fui al baño nuevamente (una media hora más tarde) había una mujer del personal de limpieza, pero esta llevaba un uniforme y un carrito con todos los elementos para limpiar. Me quedé pensando: ¿Entonces quién era la otra mujer que no tenía un uniforme como ese? Estaba asombrada por la bondad de Dios al enviar a alguien que aliviara mi preocupación, y tan agradecida por su fidelidad y su gracia en todos los momentos de ese proceso. Aun en las escalas que tuvimos que hacer para regresar, la gente de cada aeropuerto fue amable y prácticamente nos hablaban con familiaridad, no se sintió como un gran rechazo ni como un fracaso, incluso descubrí que no me da miedo volar, como pensaba hace años.
Dios ha sido impresionante, al cubrirme de su gracia y dejarme verla en acción desde antes de salir de mi país, en el avión, en cada lugar, en cada interacción y en cada trayecto, no puedo más que alabarlo por su amor y confiar en su soberanía que me dice:
“Aún no es el momento, pero sigue confiando, lo que te he prometido sin duda lo haré.
-Shino-
Estoy emocionado y tambien soprendido, pero tambien me llena y me hace creer mas en como Dios asi de grandioso y ver como es todopoderoso ante cualquier situacion. Asi yo tambien creo en que llegara el momento en que Dios te llegara a recompensar shino!!