Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
(Prov. 23:26)
Mateo puso su casa en venta, y cuando apareció un comprador el accedió a venderle la casa con una condición:
-Se la vendo toda, excepto un pequeño espacio en la pared de la sala, donde está puesto un clavo.
El comprador dijo que por un simple clavo, no habría problema, aceptó e hizo el contrato con esa condición.
Poco tiempo después, el comprador y su familia, se mudaron a su nuevo hogar, y fue ahí donde empezaron los inconvenientes, porque casi todos los días Mateo venía a medianoche y pedía ver su calvo en la pared.
Los primeros días a pesar de la incómoda situación, el comprador no se quejó, pero empezó a cansarse de soportarlo y decidió hablar con Mateo.
-Señor, yo ya le compré la casa, no tiene derecho a venir a molestar todos los días ¡y mucho menos, a medianoche!
Mateo respondió tranquilamente:
-Lo siento joven, pero mientras yo sea el dueño de ese pequeño clavo, tengo derecho sobre él y puedo venir a cualquier hora, las veces que quiera, solo para verlo.
El pobre comprador tuvo que soportarlo hasta que terminó el contrato, y luego dijo que nunca más, consideraría un clavo, como algo insignificante.
Reflexiona un momento:
Si esa casa representa tu corazón, ¿Se lo has entregado a Dios por completo, o aun retienes un trocito pequeño, del tamaño de un clavo?; no importa si ese trocito es tu pasado, tu familia, tus bienes o tu empleo, si ese trocito no está en las manos de Dios, está desprotegido y el enemigo vendrá cuando quiera y a la hora que desee solamente a jugar con ese trocito de tu corazón para desestabilizarte, hasta que decidas soltarlo.
Si ese es tu caso, te invito a orar así:
Padre Bueno, perdóname por no comprender antes, que Tú solo quieres que te entregue todo mi ser, para protegerlo. Estaba ciego y no lo entendía. Te pido en este momento que me permitas entregar este trocito de corazón que guardaba para mí egoístamente. Por favor protégelo del enemigo y no permitas que vuelva a usarlo para dañarme nunca más. En el nombre de Jesús. Amen.
Entrega tu corazón completamente hoy mismo, deja que el Señor proteja toda tu casa, ¡suéltalo! y déjalo en las mejores manos.
-Shino-
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