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El sacrificio de un dragón (Saint Seiya II)

NOTA: Spoiler Alert


Shiryu es un caballero increíble, fuerte, amable y decidido. (Creo que fue uno de los primeros “husbandos” que me gustaban –Cuando ni siquiera existía esa palabra.- LOL)


Amé la escena en que su armadura y la de Seiya habían muerto, y para revivirlas se requería de un sacrificio de sangre. Pero él decidió derramar su sangre solamente sobre la armadura de pegaso, generosamente y hasta desfallecer, y todo por aprecio a Seiya.

Me hizo pensar en Jesús derramando hasta la última gota de su sangre, con total entrega, a cambio de esperanza para los que aceptan ese sacrificio, y además para darles la oportunidad de reverstirse de una armadura hecha de justicia, paz, salvación y fe para seguir batallando en el campo espiritual cada día.


Y luego ver la reacción de Moh: “¡Cuanta generosidad! No ha dudado un momento en ofrecer su vida para salvar a un amigo (Juan 15:13) Es un verdadero caballero y no merece morir. ” Así que decide darle una oportunidad de volver a la vida y algo más.

¡Precioso! Me hizo recordar las palabras que hablan acerca de Jesús, quien luego de su sacrificio, recibe una nueva oportunidad de vivir y además es exaltado por Dios luego de completar su misión:

“…Renunció a lo que era suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, hasta la muerte en la cruz. Por eso Dios le dio el más alto honor y el más excelente de todos los nombres, para que, ante ese nombre concedido a Jesús, doblen todos las rodillas” (Filipenses 2:8-10)


Luego de esa genial escena, en algún momento Seiya al usar la armadura que Shiryu revivió con su sangre, logra escapar de un ataque del enemigo y dice: - Estoy sorprendido, El sacrificio ha sido grande, pero el poder de la armadura se ha multiplicado. Gracias Shiryu, tal vez, por todo lo que has hecho por esta armadura tengo la sensación de que estás a mi lado.


¡Eso fue demasiado increíble y hermoso! Cualquiera que entienda el valor del sacrificio sabrá atesorar la armadura que ha recibido y la usará con autoridad y sabiduría.


De verdad disfruté esos primeros episodios… Y también la escena en que Shiryu aparece ante Kikki, un niño que se sorprende mucho de verlo, porque pensaba que él había muerto; así que Shiryu se ríe y le dice: Tranquilo, No soy un fantasma. Mira mis piernas, las muevo como tú. Aquí también recordé a los discípulos de Jesús realmente sorprendidos ante la resurrección de Jesús luego de haberlo visto padecer tanto.



Si mi corazón se alegró al ver a Shiryu nuevamente restaurado y con su armadura viva. ¡Cuánto más debemos alegrarnos al saber que Jesús también vive y nos da una nueva oportunidad!


-Shino-

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