Es tan cierto eso de que, detrás de cada artista y de cada persona en particular “hay una historia que merece ser contada, y hay un secreto y una cicatriz de los que nadie sabe nada.” Algunos pintores, músicos y escritores crean cosas hermosas, debido a que están enamorados. Sin embargo, otros escriben sobre desamor, tragedias, aventuras o su entorno especifico. Todos tenemos un contexto y un trasfondo diferentes, que definen lo que somos, lo que hacemos y que en algunos casos, nos siguen por mucho tiempo evitando que los ignoremos con facilidad.
Y siendo sincera, luego de ver cada episodio de Violet Evergarden, sólo podía sentir que cada vez me identificaba más con la protagonista, debido a que vi su esfuerzo por aprender cosas y hacerlas con calidad. También su búsqueda de sentido, su deseo de comprender el significado del Amor (Yo tampoco lo he entendido completamente. –No soy muy lista en esos temas u.u -)
Incluso, la escena en que Violet recuerda estas palabras: ¿Escribes cartas para unir personas, con esas manos que dañaron a tantos? Oh, cuando escuché esa pregunta, me sentí en cierta forma confrontada, estremecida y frágil; pues, sucede que, aunque yo no haya masacrado físicamente a nadie con las manos que uso para escribir… Debo admitir que en mi búsqueda de sentido, he conocido a muchas personas que lastimado consciente o inconscientemente; personas que realmente me querían.
De una u otra forma, esas experiencias marcaron mi vida, dejando algunas cicatrices de pérdidas y sentimientos olvidados. No había perdido ninguna parte de mi cuerpo físico, pero en el interior a veces había cosas que se rompían, se desgarraban o dejaban heridas abiertas que cicatrizaban lentamente.
Al principio, vivía tristemente, diciéndome: “Ya no puedo regresar el tiempo, ni reparar las cosas. No puedo hacer nada para borrar las cosas equivocadas que hice, ni corregir los errores del pasado” era una condición lamentable eso de sentirme culpable de todo.
Pero, ahora solo estoy yo. Y puede que en el presente no tenga muy clara mi ruta a seguir para el futuro. Y sé que he llorado, me sentido culpable y me he arrepentido de mis errores, deseando realmente poder cambiar algo y no haber lastimado a nadie, pero ya no hay marcha atrás. Solo hay dos opciones: Seguir lamentándome por lo que hice mal; o levantarme, seguir adelante y soltar esas cargas que ocupaban mis manos, para continuar escribiendo y dándole un propósito a lo que hago con la ayuda de Dios.
Aunque haya experimentado cosas difíciles, puedo decir que Dios fue bueno, se encargó de curar mis heridas y les dio un propósito, es decir, cuando he hablado de mis experiencias difíciles y de cómo las he superado con la ayuda de Dios, algunos han encontrado inspiración, una nueva perspectiva e incluso han retomar su relación con Dios. Y todo esto se debe a que he entendido que mi pasado no define mi futuro, y que mi existencia no es para vivir lamentándome, sino que solo debe ser para retribuir en gratitud por el gran amor de Dios (Ese que cada día anhelo entender mejor.)
Violet tiene visibles cicatrices físicas, psicológicas y emocionales que sorprendieron a muchos por su valentía y superación a pesar de los recuerdos del pasado. De la misma forma, Jesús mostró sus cicatrices para afirmar la fe de Tomás (Juan 20:27), y en ese sentido muchos otros tenemos cicatrices en el cuerpo y en el alma que tienen una historia de sanidad inspiradora para contarle al mundo.
Así que, no tengas temor de las circunstancias difíciles, ni de las heridas, ni mucho menos de la sanidad divina, porque “todo es para bien a los que aman a Dios.” (Romanos 8:28) recuerda las palabras de José: José llamó a su segundo hijo Efraín, porque dijo: «Dios me hizo fructífero en esta tierra de mi aflicción» (Genesis 41:52 NTV)
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