Hace algún tiempo vi el anime Black Jack de Ozamu Tezuka. Al final, me pareció una muy buena historia, realmente detallada y con una perspectiva un tanto insurgente pero justa.
Dejando de lado el trasfondo; la cosa más importante en que quiero enfocarme es en un personaje que de pies a cabeza es completamente sombrío, siempre vestido de negro, con una larga capa sobre su traje, su rostro y cuerpo cubierto de cicatrices, su cabello siempre peinado hacia al frente, la mitad de blanco y la mitad negro (natural) parece más un líder de una organización criminal que lo que realmente es: un médico cirujano experto, pero sin licencia.
Tengo que admitir que la primera vez que lo vi, su aspecto me pareció un poco desagradable y hasta codicioso, no creía que él pudiera ser el protagonista. En mi mente surgían mil hipótesis sobre su aspecto, su trabajo, sus intereses, sus objetivos, etc. En mi cabeza lo juzgaba severamente sin dar tiempo a su defensa.
Que grave error. Dios dice que Él no mira la apariencia sino el corazón. ¡Y yo estaba haciendo todo lo contrario!
Más adelante, con el avance de la historia, fui descubriendo el motivo de sus cicatrices, su trasfondo y las distintas experiencias que fueron moldeando su carácter. Incluso, leí que el autor lo creó como un ideal, de él mismo si hubiera sido médico.
En la vida real, procuro no juzgar a nadie antes de conocer su trasfondo y su contexto familiar y social. Pero con Black Jack, tal vez al considerarlo un ‘simple personaje de ficción’, no me detuve a analizar un poco más, antes de emitir un juicio negativo.
Esa situación trivial, me mostró que aún me queda un largo camino por recorrer tomándome el tiempo de escuchar más y juzgar menos.
Pues finalmente, Black Jack resultó ser amable, pero de un carácter firme, decidido, talentoso, profesional, que a pesar de no tener licencia para ejercer su profesión, nunca realizó un trabajo mediocre. Estaba decidido a salvar las vidas de las personas que tenían el deseo de seguir viviendo y cobraba sumas exorbitantes con ‘justa causa’ (Quería que sus clientes comprendieran el valor de esa vida o de ese órgano que debía operar y también invertía ese dinero para proteger islas de las manos de hombres avaros.) ¡Era un ser increíble, que valía la pena conocer!
¿Qué hay de ti?
Espero que no seas como yo, que creía “no tener prejuicios”, pero en esta situación tan trivial, entendí que estaba equivocada, que aún me queda mucho por aprender y que es necesario escuchar atentamente, antes de emitir cualquier juicio, sea a favor o en contra.
Todavía queda mucho camino por recorrer e infinidad de cosas por aprender. Solo me queda decir éxito en tu camino.
¡Bendiciones! ^^
-Shino-
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