Pareciera que en la biblia, los que cuentan son los hombres porque es de quienes se dice que iban en busca de la presencia de Dios y hacían altares en montañas para presentar ofrendas a Dios, pero ¿Dónde estaban las mujeres? ¿Por qué ellas no buscaban a Dios?
Porque las mujeres pasaban más tiempo manteniendo en marcha la sociedad, cuidando a sus hijos, preparando cosas deliciosas, cuidando de sus jardines, trabajando en diversos artes y oficios, no podían parar todo para ir a buscar a Dios.
Y en la actualidad las mujeres también tenemos muchas responsabilidades y compromisos que atender, pareciera que no tenemos tiempo libre para hablar con Dios.
Pero el Señor se encarga de todo, Él personalmente viene a las mujeres, las visita, las acompaña y les habla en medio de su quehacer diario.
Si lo dudas, piensa en Jesús, él vino a encontrarse con la mujer que sacaba agua del pozo (Juan 4), vino a la viuda que iba al funeral de su hijo (Lucas 7:11-17), vino a aliviar la fiebre de otra mujer (Marcos 1:29-31), vino a alimentar a cerca de 5000 también, porque sabía que, si había un hombre escuchando su palabra, su esposa e hijos le acompañaban (Mateo 14:19-20), vino al encuentro de la que iba camino a ungir su cadáver (Juan 20:11-18).
A todas vino en medio de sus tareas diarias. De vez en cuando, respira profundo en medio de tu ajetreada vida y piensa que Dios está ahí escuchándote y dándote la gracia para hacer cosas excelentes. Habla con Él, agradece, exprésale tus preocupaciones y déjate sorprender por lo que él hará luego de esos tiempos de conversación espontanea.
No hace falta que vayas a la montaña, si quieres hablar con Dios, Él vendrá a escucharte.
-Shino-
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