Rick tenía un sueño desde niño: Convertirse en aventurero profesional, pero a pesar de haber descubierto potencial de poseer una habilidad especial, ninguna se manifestó en su infancia. Pasaron los años y se convirtió en un recepcionista con un trabajo estable y respetable como lo querían sus padres.
Ahora es un hombre de 32 años que tiene el mismo sueño, dejó su empleo estable a los 30 e inició su entrenamiento en las montañas.
Mientras presenta los exámenes para aventurero ve como la gente lo menosprecia por “empezar tarde en la vida”, dicen que un aventurero debe empezar el entrenamiento a los 14 años para lograr dominar las habilidades mágicas y físicas necesarias. Otros le dicen que mejor se rinda, que no vale la pena.
Sin embargo, hay personas como Reanette que le recuerdan que, así como algunas voces nos disminuyen el ánimo, hay otras que nos ayudan a tener mayor confianza en nosotros mismos, le dice “Yo creo en usted. Es fuerte. Podrá superar cada prueba y vencer”.
A veces siendo muy jóvenes hemos soñado con llegar a ser buenos en algún arte, deporte o disciplina, pero hemos dejado que las palabras de otros determinen nuestro futuro.
A medida que avanza la historia vemos que como él mismo dice: “Cada pequeño logro lo ha conseguido porque nunca se rindió cuando era un joven soñador”.
En Proverbios 18:21 dice “La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos”, así que debemos pensar bien lo que decimos, no sabemos cuanto impacto podría tener en la mente y vida de alguien. Así mismo también debemos escoger a quien oír y que palabras desechar, que personas mantener cerca y a cuáles es mejor ponerles un límite, aun cuando esas voces vengan de tus propios padres como en el caso de Rick.
Pero hay una buena noticia, aunque a nadie le interese ¡a Dios le importan tus sueños! ¿Lo sabías? Dijo que, si Él es nuestro mayor deseo, nuestro motivo de gozo y el ser en quien más confiamos, Él mismo se en cargará de los anhelos de nuestro corazón. (Salmo 37:4) Y eso no está limitado por nuestra edad, porque también dice que incluso siendo mayores nos sentiremos jóvenes y capaces de hacer las cosas. (Salmo 92:14 RVC).
El claro ejemplo de esto es Caleb, un hombre de 40 años que fue fiel a Dios, confió en su poder para derrotar a los enemigos de su pueblo y darles la tierra prometida ganando cada batalla. Ese objetivo se cumplió luego de varios años de mucha búsqueda de Dios y esfuerzo. Cuando por fin entraron a la tierra de la promesa e hicieron la distribución de esta, Caleb tenía 85 años y sin embargo pidió que se cumpliera la promesa de posesión de tierra que se le había hecho afirmando que ahora podría dedicarse a ella sin problema pues se sentía lleno de fuerza y vigor como cuando recibió esta palabra (Josué 14:6-14)
Rick y Caleb tuvieron fuerzas renovadas para hacer realidad sus anhelos porque confiaban y porque no dejaron que las voces negativas ni las estadísticas los apagaran.
¿Qué hay de ti? ¿en quién has puesto tu confianza? ¿Qué voces te has permitido oír?
Desempolva tus sueños y avanza, porque aun te queda un largo camino a la victoria. -Shino-
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