Saitama era un hombre consciente de su falta de poder como talento natural, quien estuvo determinado a entrenar con disciplina hasta conseguirlo, y… lo logró. Incluso superó sus propias expectativas.
Al principio, tenía una emoción desbordante al luchar y derrotar villanos que antes parecían atemorizantes, pero ahora que nadie le puede hacer frente porque a todos los vence con un solo golpe, lo que consideraba un motivo de realización se transformó en su mayor frustración, porque no puede luchar de igual a igual con ningún contrincante.
En suma, ha llegado a sentirse solo, ha perdido el interés hacia todo, incluso vive en una zona destruida de la ciudad sin aspirar a un lugar mejor para vivir, ha perdido la pasión por la lucha, siente que ya no hay nada más que pueda aprender o que le ayude a crecer y no encuentra algo que pueda llenar el gran vacío que hay en su interior.
Ojalá lo encuentre eventualmente…
En realidad, todos los seres humanos andamos por la vida con ese sentimiento de insatisfacción que intentamos llenar con entretenimiento, riquezas, personas, comida, incluso con exceso de trabajo o de fiestas, pero nada funciona.
Es ahí cuando vamos al «Manual» y vemos que el Autor nos conoce bien, y que ya dejó por escrito que ni oyendo muchos géneros diversos, ni viendo videos de todos los temas, ni adquiriendo todo conocimiento o bienes, ni trabajando sin descanso por lo que se quiere, ni comiendo muchas cosas ricas ni acumulando dinero eso no nos saciará, (Eclesiastés 1,2 NTV)
¿Por qué aun gastando esfuerzo y recursos en entrenamiento, comida, viajes, ropa o entretenimiento, nada nos satisface?
Porque lo que nuestra alma anhela no es algo material. Solo hay una cosa que puede saciarnos, un alimento que no tiene precio y que nos deleitará, es la presencia de Dios, (Eclesiastés 2: 24-25) mientras más lo busquemos, lo amemos y lo escuchemos más pronto llenaremos el vacío interior, más pronto se esfumará la insatisfacción (Isaías 55:1-3), y mejor aún no volveremos a sentirnos vacíos de nuevo, Jesús prometió que quien se llene de Él no volverá a sentirse sediento de las cosas que ofrece este mundo. (Juan 4:13-14)
Esa satisfacción que se encuentra en Dios será la que además de suplir el deseo de nuestro espíritu, traerá a nuestra alma, plenitud, tranquilidad, seguridad, estabilidad, gratitud y paz indescriptible en todas las circunstancias. (Filipenses 4:6-7)
-Shino-
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